viernes, 28 de marzo de 2008

Los Templarios en Villalpando




Se acepta unánimemente por todos los autores y, además, así lo ha demostrado la documentación arqueológica que Villalpando constituyó una de las dispersas y escasas encomiendas de la Orden del Templo de Jerusalen: los Templarios.




Efectivamente, tan solo veinticuatro bailías (encomiendas) estuvieron en manos de la Orden en el conjunto de los reinos de Castilla y León. Por citar las más próximas: Ceinos de Campos, San Pedro de Latarce y Villárdiga. Esta última, por ser pequeña, acabó siendo englobada por la de Villalpando.




Existe la creencia que Villalpando -villa y alfoz- fué donada a los templarios en el año 1211. Así lo afirma, por ejemplo, Gómez Moreno. Sin embargo no hay prueba clara al respecto. Más bien, como afirma D. Luis Calvo Lozano, la villa fué entregada a la reina Dª Berenguela, hija de Alfonso VIII de Castilla y Leonor de Plantagenet. Esta reina se casó en 1198 (en segundas nupcias) con el rey de León Alfonso IX, que era tío suyo. Este rey leonés entrega a su esposa castellana Berenguela (tengamos en cuenta que estos años son los de mayores tensiones pólíticas y guerras entre León y Castilla) tres villas como contrato de arras matrimoniales: Villalpando, Ardón y Rueda. Son tres villas leonesas situadas en la frontera con Castilla, en tiempos de guerra entre ambos reinos, vuelvo a insistir. Por ello, el rey leonés se reserva para sí los castillos de estas tres villas, "por si acaso". Así lo recoge Calvo Lozano y todos los autores basándose en el documento existente en el Monasterio de las Huelgas Reales de Burgos.




En el caso de Villalpando, el castillo que se reservaría el Rey sería el anterior que se ubicó en el actual Palacio de los Condestables o "Cubo del Palacio", como aquí decimos. De estilo gótico, sin duda.




Sin embargo, en el libro de Calvo Lozano se habla, además, de otra fortaleza que existió en la actual Plaza Mayor, antiguamente llamada Plaza de las Carnicerías (por estar en ella la Picota), siendo esta fortaleza de la Plaza la que habría estado detentada por los Templarios. Según Calvo Lozano, la extensión de este alcázar templario ocuparía la manzana delimitada por la plaza mayor, la calle La Solana, calle Olivo y Altasangre. A mi modo de ver dichas dimensiones son exageradas y desproporcionadas para la dimensión global que en esa época tenía Villalpando. Esa época es la del primer recinto, la de la primera muralla (la misma que ha aparecido cuando las obras de la Plaza). En esos años (principios del siglo XIII) la superficie del recinto amurallado de Villalpando eran 8 Ha. Cuando se construye la segunda muralla, la superficie pasa a 22 Ha (Hasta 1348 no hay constancia documental de este segundo muro):




Otros autores, en cambio, en absoluto citan la fortaleza templaria de la Plaza, cuando hablan de Villalpando. Entre ellos, omite toda referencia a esta fortaleza el profesor de la Universidad de Valladolid d. José Avelino Gutiérrez González, que es una eminencia en el tema de las fortificaciones medievales. Sin embargo, yo pienso que sí tuvo que existir esta fortaleza, adosada a la Iglesia de Santa María del Templo -antes discoteca, hoy ayuntamiento, anda que no ha tenido usos este local...)-. Lo creo así, siguiendo a Calvo Lozano, porque la estructura exterior, los muros de la Iglesia en el rincón que hace la plaza con el inicio de la calle Liceo recuerdan mucho a los muros de una fortificación. Me atrevo a decir con miedo a equivocarme que fortaleza e iglesia fueron una misma cosa, como ocurría tantas veces en los años de la Repoblación: Un único edificio con dos zonas diferenciadas: iglesia y casa-fortaleza.




Efectivamente, se trataría de una casa fortificada, un caserón dotado de defensas, comunicado de alguna forma con la Iglesia de la que eran titulares. No creo que se tratase de un auténtico castillo en el sentido estricto de la palabra, al menos no con las dimensiones que da Calvo Lozano. Este mismo autor habla de "fortaleza o alcázar". Son dos términos parecidos, pero no iguales.




Además, no puede justificarse la existencia de un castillo de tales dimensiones pues requeriría la presencia de muchos miembros de la Orden que lo atendieran. Y no consta por ninguna parte que en Villalpando estuvieran destacados un número proporcionalmente elevado de templarios si pensamos que la totalidad de caballeros entre los dos reinos de Castilla y León no superaba los 500. Ni tampoco tenía sentido mantener aquí una gran cantidad de efectivos militares pues donde realmente se necesitaba su presencia era en la otra frontera: la frontera musulmana, y no en la frontera entre Castilla y León, pues los problemas entre esos reinos no era, en principio, cuestión de la que la Orden del Templo tuviera que ocuparse.




Así pues, la Encomienda Templaria de Villalpando se limita a ser una encomienda de las que se han llamado "de retaguardia". Es decir, dedicada a producir para aquellas otras encomiendas o posesiones templarias que necesitasen de ayuda externa.




En tal sentido, aún tenemos topónimos que recuerdan la presencia de la Orden del Templo en Villalpando:




- El pago de la Encomienda, a lo largo de la carretera de Zamora. Sin duda estaban aquí la mayor parte de las hectáreas que explotaba la Orden.




- La laguna de la Comendadora (o de la Comendadera).




- Y por supuesto, la Iglesia de Santa María del Templo.






Fuera de estos lugares, el territorio villalpandino era "tierra de realengo", es decir, perteneciente y sometido directamente al Rey y no a un señor feudal.




Con la supresión de los Templarios en el 1310-1313, las posesiones de la Orden son incautadas por la Corona que las cede, en muchos casos, a otras órdenes militares (Calatrava, Alcántara, Santiago...) o a nobles vasallos del Rey.




Resumiendo, no podemos magnificar la presencia de los Templarios en Villalpando, pero sí tener la certeza plena de que aquí estuvieron. Buena parte de los años que la Orden del Templo estuvo en Villalpando son los años de conflicto entre los dos reinos: Castilla y León. Y en ese aspecto sí que Villalpando tuvo una gran importancia, como vanguardia del reino de León frente a una Castilla que pisaba fuerte.




Los dos reinos se unieron definitivamente en 1230, con Fernando III el Santo, y nunca más se volvieron a separar. A partir de entonces empezaría otra época para Villalpando que, probablemente, trataremos aquí.








2 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesantísimo artículo. Me ha encantado.

Anónimo dijo...

Buenas, propongo un punto de vista diferente, en la subida de las escaleras del actual ayuntamiento hay un arco de medio punto, que mas bien parece un paso, este podría ser un paso a lo que ahora es el ideal, que no sería muy descabellado pensar que esto podría ser la estancias de los templarios, en la inferior podría estar las caballerizas y en la parte superior el acuartelamiento, no creo que se usara el templo como acuartelamiento, y como se ha podido comprobar con la remodelación de la plaza ,ha aparecido una bodega que podría pertenecer a dicho acuartelamiento, es una opinión, espero que sea debatida.

Un Saludo.