sábado, 22 de noviembre de 2008

Villalpando en el catastro de Ensenada (primera parte)

Uno de los grandes monarcas españoles, denodado reformista y modernizador, fue sin duda Fernando VI (1746-1759), llamado "el Prudente" o "el Justo".
Precisamente, de esa tarea modernizadora, de ese encomiable afán regenerador y de lo que pudo afectar a esta villa de Villalpando, es de lo que hoy quiero hablar aquí.
Y nada mejor para ello que centrárse en el máximo exponente de ese espíritu de innovación: El Catastro de Ensenada.
Esto es historia:
Zenón de Somodevilla y Bengoechea, marqués de la Ensenada, fue ministro de Hacienda, Guerra, Marina e Indias durante el reinado de Fernando VI, una especie de "primer" ministro. Pretendió eliminar la vieja fiscalidad cuyas raices se hundían en la edad media para sustituirla por un sistema tributario moderno, más justo, más equitativo, sustituyendo los multiples impuestos medievales (diezmo, martiniega, alcabalas, millones, cientos...) que pesaban como una losa sobre la población por una única figura impositiva: la contribución única.



Para ello, el marqués de la Ensenada, necesitaba una visión panorámica del reino, necesitaba conocer con exactitud la realidad económica de cada villa, de cada ciudad y cada aldea, pues la situación no era igual en cada una de ellas ya que los viejos señores feudales, la iglesia y otros privilegiados gozaban de beneficios que hacían que la situación ecónómica y patrimonial variara de unos lugares a otros.
Y así, para lograr enterarse con detalle de cómo estaban las cosas en cada uno de los lugares del reino, el marqués de la Ensenada remitió un cuestionario de cuarenta preguntas a cada lugar del territorio donde se pretendió aplicar la reforma: las dos Castillas, que englobaban todos los territorios peninsulares con excepción de aquellos con fiscalidad propia: Navarra, las provincias vascas y los territorios de la antigua corona de Aragón (Cataluña, Aragón, Valencia y Baleares).
A este cuestionario de cuarenta preguntas que los prohombres de cada lugar tenían obligación de devolver contestado se le conoce con el nombre de "Interrogatorio de Ensenada".
Ese interrogatorio también llegó a Villalpando. Y se devolvió completamente contestado el ocho de mayo 1752.
¿Y qué preguntas eran esas?
Como ya he dicho, el Marqués de la Ensenada pretendía obtener una visión global de la situación económica y patrimonial de cada lugar del reino. Por ello, las preguntas que se enviaron fueron, resumiendo, las siguientes:
Nombre de la población (pregunta 1); jurisdicción (2); extensión y límites (3); tipos de tierras (4, 5); árboles (6, 7, 8 y 13); medidas de superficie y capacidad que se usan (9, 10); especies, cantidad y valor de los frutos (11, 12, 14 y 16); diezmos y primicias (15); minas, salinas, molinos y otros "artefactos" (17); ganados (18, 19 y 20); censo de población, con vecinos, jornaleros, pobres de solemnidad (21, 35 y 36), censo de clérigos (38) y conventos (39); casas y otros edificios (22); bienes propios del común (23), sisas y arbitrios (24), gastos del común, como salarios, fiestas, empedrados, fuentes (25), impuestos (26 y 27); actividades industriales y comerciales, con la utilidad de los bienes o servicios producidos: tabernas, mesones, tiendas, panaderías, carnicerías, puentes, barcas sobre ríos, mercados y ferias (29), hospitales (30), cambistas y mercaderes (31), tenderos, médicos, cirujanos, boticarios, escribanos, arrieros etc. (32); albañiles, canteros, albéitares, canteros, herreros, zapateros etc. (33, 34); embarcaciones (37); bienes enajenados (28) y rentas propias del Rey (40).
El cuestionario era igual para todas las villas y ciudades.
Veamos lo que contestaron en Villalpando:
Las sesenta y un páginas del documento original referidas a nuestro pueblo atañen no sólo a la Villa de Villalpando, sino también a "sus cinco despoblados", que son: Amaldos, Ribota, Villavicencio, San Martín del Río y Valdeunco. Describe tanto la extensión superficial de la Villa como la de dichos despoblados. Llama la antención el hecho de que en aquellos años, Valdeunco fuera considerado como perteneciente a la jurisdicción de Villalpando, cuando ahora -como todos sabemos- es del término municipal de Villanueva del Campo. El despoblado de San Martín del Río se ubicaba en la ladera del teso san Mamés, casi encima de un antiguo castro vacceo (por confirmar) con posterior reocupación romana y medieval (esto sí está confirmado). Debió de despoblarse a comienzos del siglo XVII




La pregunta número dos, relativa a la Jurisdicción, es muy interesante. Responden los villalpandinos que esta villa "es del señorío y vasallaje del excelentísimo señor duque de Frías, a quien pertenece la jurisdicción ordinaria..."
Efectivamente, la villa pertenecía al ducado de Frías por vía de los condestables de Castilla. Ese título ("duque de Frías") se concedió en 1492 por Isabel la Católica a don Bernardino Fernández de Velasco, conde de Haro y Condestable de Castilla. Después, el emperador Carlos I de España, distinguió a esta familia con el título de "Grandes de España". Como el título de Condestable desapareció en 1713, desde esa fecha hay que relacionar nuestro pueblo no ya con los condestables sino con los duques de Frías que constituyeron una de los más importantes linajes de la baja edad media y principios de la moderna.
Relata el manuscrito, a continuación, muy pormenorizadamente, todas y cada una de las contribuciones (o "pechos") que los vecinos de la villa pagaban anualmente al citado duque. Voy a exponer algunas de estas contribuciones (llamémoslas "impuestos"):
- Un foro de 150 fanegas de cebada.
- 500 reales de vellón en dinero (sic), pero a continuación dice el manuscrito que sobre esta cantidad se está litigando, por lo que debemos entender que en la época de su redacción había pleito entre el concejo de la villa de Villalpando -que pretendía la eliminación de este pago anual-y el duque de Frías.
- En concepto de "martiniega": se pagaba al duque 150 reales. La martiniega, que se pagaba el día de San Martín, tuvo su origen en la alta edad media y se exigía al campesino que se asentaba en una tierra no cultivada anteriormente. En la época de Ensenada, esta contribución, más que un impuesto real, era una señal o símbolo de señorío.
- Derecho de Alcabalas: Se le pagaban 7.000 reales. Las alcabalas eran una especie de impuesto de transmisiones que pagaba el vendedor en la compravente y ambos contratantes en la permuta. Era un impuesto regresivo, paralizador de la vida económica y muy criticado por los economistas, si bien se trataba de uno de los impuestos más importantes para la Hacienda Real, los reyes (como es el caso de Villalpando) en ocasiones lo cedían a los nobles (el duque de Frías) o lo arrendaban por una cantidad fija.
- En el barrio de San Pedro, de los diezmos que los parroquianos de dicho barrio pagaban a la iglesia una parte de ellos iba para el señor duque.

-Portazgo: El duque de Frías era dueño de un puente de piedra "donde llaman Misfeliz" (también lo he visto escrito como "Emisfeliz"), "con su calzada real que sirve de tránsito para el comercio que viene del reino de Galicia y montañas de León para la villa y corte de Madrid" (transcripción literal del manuscrito). Este puente, situado en la zona del molino de Bisfelis o Misfelis, a la salida del pueblo hacia Benavente, proporcionaba al duque pingües beneficios pues cobraba a cada ganado forastero que pasaba por él las siguientes cantidades (los ganados de Villalpando y su partido no pagaban:
* Por cada caballería mayor cargada, doce maravedís
* La menor, seis maravedís.
* Cada carro cargado, veinticuatro maravedís.
* Por cada buey o vaca, dos maravedís.
* Por cada oveja o carnero, un maravedí.
* Por cada macho, mula o yegua, seis maravedís.
Este derecho de portazgo, el duque de Frías lo tenía arrendado por 2.800 reales anuales.
A la vista de todas estas cantidades relatadas podemos deducir la importancia que para el duque de Frías tuvo que tener nuestro pueblo, pues no eran pocos los beneficios que de él sacaba.
A la pregunta cuarta (Clases de tierras) transcribo con lenguaje moderno: "...dijeron que todas las especies de tierras, herreñales, cercados, viñas, prados y eras que se hallan en el recinto del término propio de esta expresada villa y en el de los referidos despoblados son de secano, a excepción de algunas huertas que hay, y aunque pocas, éstas se riegan con aguas de pozos que hay en ellas y producen hortaliza todos los años."
Relatan nuestros antepasados respondiendo a esta cuarta pregunta que los cercados y herreñales producen cebada todos los años, mientras que todas las demás especies de tierra "producen siempre con un año de descanso e intermisión sin que haya ninguna que produzca más de una cosecha" al año.
A continuación, se relatan una serie de lugares que a juicio de los villalpandinos que respondieron al cuestionario merecían especial consideración:
- El Monte Raso: "Hay un Monte Alto Raso donde llaman la vereda de Madrid como se va al lugar de Villardefrades al aire solano, que hace 2.234 fanegas..." Relata que tiene "algunas matas de encinas y espinos muy cortos porque el año 1736 estaba raso por haberse talado los árboles en virtud de orden cuya noticia vino del Supremo Consejo para que se abriesen caminos... por refugiarse en él muchos ladrones y que en el presente sólo sirve para pastos de ganados y para este efecto lo tienen arrendado al presente en 6.000 reales."
Se describe también que se han plantado viñas recientemente y que es una zona en la que los villalpandinos tienen fundadas esperanzas pues no se duda de que en poco tiempo su productividad aumentará considerablemente.
-Teso de las Vacas: No sabría ubicarlo con exactitud en la actualidad (¿Teso Polanco?), pero se dice que en él se ha efectuado un plantío de arbolado en virtud de decreto real de 1749. Sobre esta zona hubo pleito de Villalpando con los pueblos vecinos, tramitado en la Chancillería de Valladolid, venciendo Villalpando en dicho pleito. Para el caso de arrendarse, se establecería una renta de 4.000 reales. Calvo Lozano habla en su libro del Teso de las Vacas, en la página 208, y dice de él que está a 10 km de la ermita de san Babilés, en el monte que llaman de Valdecarros
- Bosque y dehesa al camino de Toro y Belver: Propiedad del duque de Frías que lo tiene arrendado (los pastos) por 7.700 reales. Por el carbón de encina que se sacaba de él, se obtenían 6.600 reales, de lo que tenemos que deducir que había una importante industria de este tipo.


- El Valle, "que goza al presente don Diego Cifuentes", si bien se dice que antiguamente fue un terreno comunal.

A la pregunta quinta (clases de tierra), nuestros antepasados se despacharon diciendo que las clases de tierra eran tres: buena, mediana e inferior.
En relación a las medidas usadas en Villalpando (pregunta novena), se relacionan una serie de ellas que transcribo indicando sus equivalencias, que también se expresan en el texto original:
1 cuarta=100 estadales
1 estadal=3 varas castellanas
1 fanega o yera=4 cuartas
1 fanega o yera=12 celemines
La extesión de nuestro término municipal se indica con sus lindes en la pregunta número 10 y se dice que sin contar los despoblados asciende a 15.000 fanegas de tierra o yeras. De las cuales, 5.600 son de primera calidad, 5.400 de segunda y las cuatro mil restantes de tercera. Respecto de las equivalencias de esta medida con las medias actuales, varían mucho de una región a otra. Así, en Andalucía, una fanega de tierra equivalía a 6640 metros cuadrados, más de media hectárea. En la provincia de Burgos, una fanega equivalía a 2.000 metros cuadrados (1Ha=5fanegas). En Madrid, una fanega equivalía a algo más de 3.000 metros cuadrados (1Ha=3,5 fanegas). En Castilla la Mancha, una fanega eran 5.000-6.000 metros cuadrados. Aquí, en Villalpando, yo conocí de niño la equivalencia de 3,5 yeras=1 Hectárea.
Producciones por yera de tierra:
- Las huertas: 240 reales al año, "con una ordinaria cultura", es decir, haciendo bien las cosas.
- Cercados y herreñales: 88 reales anuales
- Las tierras de primera calidad: producían haciendo barbecho 12 fanegas de cebada por yera, es decir, unos 1500 kg de cebada por hectárea, con barbecho y sin fertilizantes. En trigo, la producción era mucho menor: 4 fanegas por yera, es decir, unos seiscientos kg por hectarea.
- Viñedos: se plantaban 150 cepas por cuarta, produciendo cada cuarta 4 cántaras.
Respecto de los precios de estos productos (pregunta número 11), se dice que venían regulados por cinco años, y era el siguiente:
- La fanega de trigo: 11 reales.
- La fanega de cebada: 5,5 reales (la mitad que el trigo, claro, de cebada se producía el doble).
- La fanega de centeno: 8 reales.
- La cántara de vino joven: 3,5 reales
- Respecto de los garbanzos no se establece precio pues se dice que se cogen pocos y no todos los años y "estos consúmenles sus dueños".
La pregunta número quince cuenta como se pagaba el diezmo, impuesto especialmente destinado al sostenimiento del clero, pero del que también participaba el Rey o el Señor (en nuestro caso, el duque de Frías).
Dice el manuscrito: "... de los frutos que se cogen en esta relacionada villa, su término y despoblados se diezman de diez uno..." Es decir, que de diez partes, una (el 10% de cada cosecha) era lo que correspondía por este concepto.
Y este 10% se dividía de la siguiente forma: Se hacían tres partes, "... una lleva y percibe la Santa Iglesia de la ciudad de León, las otras dos el cura párroco de la parroquia donde es feligrés el diezmero"(el que pagaba el diezmo, generalmente un agricultor), "a excepción de que en las tres parroquias intituladas (denominadas) Santa María, Santiago y San Pedro, a sus párrocos se les descuenta lo que le corresponde al duque de Frías"y a otros beneficiados.
Se relata también (pregunta nº 17) que hay tres molinos harineros "sitos sobre el río Valderaduey":
- Misfeliz, "propiedad de los herederos de Andrés Trebiño y Francisco Casado quienes lo administran por medio de un criado (Manuel Asenjo) a quien pagan su soldada al respecto del pan que gana" Se le imputa un sueldo de 360 reales anuales. El molino muele 24 cargas de cereal al año.
- Otro molino en Villavicencio: También se administra con un criado molinero y muele una cantidad similar. El molinero de Villavicencio tiene el mismo sueldo que el de Misfeliz. Así no había envidias. Este molino, dice el Catastro de Ensenada, era propiedad de don Diego Conejo, cuyo apellido ("conejo") dio nombre a ese pago, relegando a un segundo plano el de "Villavicencio". Parece ser que tenía un escudo de piedra en el que aparecía representado el apellido de don Diego Conejo, su propietario. La representación no podía ser otra que un grupo de conejos. Me cuentan que dicho escudo estuvo en el molino de Vidal ("el de la luz") hasta que fue desmontado por haberse vendido a un hotel de Segovia hará unos 15-18 años. Lástima.
- Y el tercer molino, en Ribota: Con molinero ganando 360 reales anuales.
Bien. Como el tema da para seguir escribiendo un buen rato, para no cansar a los lectores voy a parar y dejaré para otro momento el resto de las respuestas que nuestros antepasados dieron hace más de 250 años al cuestionario del llamado Catastro de Ensenada. En un artículo posterior sacaré una segunda parte donde entraremos en cuestiones como la del número de habitantes que Villalpando tenía en 1752, cuáles eran los bienes del concejo, los privilegios del pueblo,las fiestas, lo que se gastaba en ellas, el presupuesto municipal y otros curiosos temas.
Por cierto, el personaje del retrato es el Marqués de la Ensenada; las dos fotos siguientes son una muestra de las páginas del manuscrito original, con cuyas fotocopias he trabajado. La última foto es una vista de Frías, en el norte de Burgos.


Varo.