martes, 15 de septiembre de 2009

Casa Rural en Villalpando (Iglesia de Santiago)



Acostumbrado a la ruina progresiva que aqueja a nuestro patrimonio monumental, a veces se me pone la piel de gallina cuando, en contadas ocasiones, alguien consigue sacar de la desidia y el olvido algún lugar impensable pero que siempre estuvo ahí, a la sombra del tiempo, oculto por la mugre de los siglos, como si fuera un enfermo terminal de la Historia.
Pero, para mi gozo, esta vez el enfermo se ha salvado. Y no sólo eso, sino que además, ha regresado con bríos renovados. Me estoy refiriendo a la Iglesia de Santiago de Villalpando, que tras muchos años de estar oculta al público y en ruina progresiva ha sido reconvertida -una parte de ella- en Casa Rural.
No pretende ser este artículo una oda de alabanza y peloteo ni a su dueña ni al resultado de su trabajo. Pero sí quiero que sea una carta de reconocimiento a su idea, su labor y, sobre todo, a su buen hacer. En mi opinión, es así como debe entenderse la rehabilitación privada de cualquier monumento histórico-artístico: conservando los vestigios del pasado, redecorando de acuerdo al estilo y dotando al monumento de un uso civil. Parece fácil, pero cuesta mucho (tiempo y dinero).
Los orígenes de la iglesia de Santiago están en el siglo XII, a finales de esa centuria, cuando la villa de Alpando se convierte en un bastión de frontera frente a la pujante Castilla. Ya he dicho en otros artículos que, en esa época, Villalpando fue mimado por los reyes leoneses con privilegios y prevendas que propiciarion un importantísimo crecimiento demográfico y económico. Enseguida su primer recinto amurallado se vio ahogado por múltiples barrios que se adosaban a la primitiva muralla, inutilizándola. En esos nuevos barrios se construyeron iglesias, algunas de las cuales fueron cimentadas sobre antiguas ermitas. Una de esas iglesias construida en los años que el románico soñaba ya con ser gótico, es la de Santiago el Mayor, de tres naves, una de las cuales, la de San Cayetano, es la que se ha rehabilitado como Casa Rural. Parece ser que esta parte de la iglesia fue vendida a un particular ya en el año 1903, utilizándose como almacen de grano. El resto de la iglesia pasó a manos privadas en los años 50 y durante más de medio siglo sus bóvedas, cañones, arcos semiapuntados , la piedra de sus muros y ladrillos mudéjares quedaron ocultos como si nunca hubieran existido.
Ahora todo eso ha salido a la luz: las piedras y los ladrillos se han limpiado, casi hasta sacarlos brillo; se han descubierto sus arcos semi ojivales redistribuyéndose con elegancia los interiores, dotando así al edificio de ese uso civil necesario para su mantenimiento y conservación. Ejemplo de cómo la iniciativa privada puede contribuir en gran medida a la conservación de nuestro patrimonio.
La casa consta de dos plantas que se alquilan conjuntamente o por separado. Todo es nuevo, pero parece antiguo. Y lo que no es nuevo está restaurado. Muchos muebles, armarios, objetos sobre mesas y aparadores... me recuerdan las películas del cine mudo... Las camas de hierro fundido, las vigas, los adobes... confieren un clima cálido a ese lugar, vieja iglesia que no quiso ser carne de retroexcavadora.
Deseo larga vida a este remanso de paz.
Varo.