sábado, 11 de abril de 2009

LA PROMESA (Cuento Gótico)

Las campanas de la villa sonaban como cada tarde, a las ocho en punto, preludiando el inminente cierre de las puertas. A esa hora, también, se dispensaban los últimos oficios en la capilla de Nuestra Señora, dentro de la vieja parroquia de Santa María. Fabián de Leiros era consciente de ello y por eso cruzó raudo el portón de San Miguel, junto al castillo, penetrando en la ciudad aún sabiendo que finalizadas las vísperas ya no sería fácil llegar a la posada de Olleros, extramuros de la villa.
Pero a Fabián de Leiros no le importaba. Esa tarde debía estar en aquella capilla pues así lo tenía dispuesto.
Enfiló con elegancia la calle de la Soledad, como su condición de hidalgo lo exigía, y cuando alcanzó la plaza de San Isidro alzó su mirada comprobando que allí seguía, impertérrita, la vieja torre mudéjar de Santa María, en el mismo lugar que la había dejado cuatro años atrás.
Fabián de Leiros, hidalgo de Ribadavia, venía para cumplir una promesa.
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Así rezan los primeros párrafos de un relato breve que acabo de terminar. Esta vez no voy a publicarlo en el blog sino que me gustaría hacerlo en papel, junto con otros cuentos.
La historia está ambientada entre los siglos XVI y XVII, en la villa de Villalpando, pero cualquiera que no haya estado nunca allí puede leer sin problemas este relato y disfrutarlo tanto como los mismos villalpandinos. Es la primera vez que recurro a lugares que me son tan cotidianos.
Muchos de los personajes que aparecen forman parte de la historia. Otros, se quedan a mitad de camino o son, sin más, pura invención. No he querido hacer un relato histórico ni un ensayo académico sobre la época, sólo he pretendido hacer un cuento, un cuento serio.
En la foto tomada en el convento de Clarisas de San Antonio de Padua aparece la lápida de doña Ana María de Urueña, una de las personas a las que aludo en esta historia.
Varo.