martes, 17 de febrero de 2009

Villalpando en el Catastro de Ensenada (2ª Parte)

Desde hace ya un tiempo tenía prometida esta segunda y última parte sobre mis conclusiones relativas al documento conocido como "Catastro de Ensenada", en lo que a Villalpando se refiere. La verdad es que me viene dando pereza la lectura de esa letra semigótica y redondilla, llena de abreviaturas y alguna que otra palabreja que se me escapa... Para colmo de males, el crío me ha extraviado la lupa...
Pero como lo prometido es deuda y como sarna con gusto no pica, ahí van estas últimas concluisiones, alguna de ellas demoledora y desmitificadora, como me atrevería a calificar.
Y la primera cuestión que entro directo a examinar es el tema de LA POBLACIÓN en el Villalpando de 1754:
En el documento se dice textualmente por nuestros antepasados lo siguiente (en cursiva): "A la pregunta veynteyuna dijeron quenestta rreferida villa tiene trescientos y treintta vezinos con la advertenzia que dos viudas componen un vezino, y en las casas de Valdeiunco, del Valle y la Dehesa ay ottros tres vezinos."
Tras leer esta manifestación, lo primero que nos llama la atención es la cifra de 330 vecinos (o familias, que no es exactamente lo mismo, pero para entendernos). Naturalmente, esa cifra no equivale a 330 habitantes. Por eso, tenemos que determinar cuántos habitantes se corresponden por vecino. Y en esto hay unanimidad absoluta. Todos los autores afirman que, en esa época, un vecino equivale a 4-5 habitantes, según la zona. Quiere esto decir que la familia tipo se componía del "paterfamilias", la esposa de éste y una media de 2-3 hijos (eran los llamados "almas de comunión"). Naturalmente que había familias con un número mucho mayor de hijos, pero también las había sin ellos y la mortalidad infantil hacía auténticos estragos. Por eso se fija -sin discusión, insisto- en 4-5 personas el número de miembros que componían una familia (o vecino) Si tomamos la cifra mayor, es decir, si consideramos que la media de las familias villalpandinas era de cinco miembros por familia, las cuentas salen rápido: 330x5=1.650 habitantes. El hecho de que cada dos viudas haya que computar un vecino y que en las casas del Valle, la Dehesa y Valdehunco haya otros tres vecinos no distorsiona significativamente la cifra real de 1600-1700 habitantes en el Villalpando de 1754, prácticamente como ahora.
Benavente, sin embargo, mucho más grande ya entonces que nuestro pueblo, contaba, según el Catastro con un total de 717 vecinos, es decir, su población era de 3.585 habitantes, algo más del doble que la de Villalpando.
En apoyo de todo lo anterior, diré que también el Catastro de Ensenada dice -en la respuesta nº 22- que nuestra villa cuenta con 363 casas, de las cuales 324 son habitables. Los números cuadran casi a la perfección: 330 vecinos para 324 casas habitables.
Con todos estos datos deberíamos quitarnos de la cabeza esas historias que hablan de un Villalpando antiguo con 10.000 habitantes. Jamás se alcanzó esa cifra en nuestra historia antigua, ni la mitad, ni la cuarta parte, casi con seguridad. El estudio de la población de Villalpando a lo largo de su historia será objeto de un artículo específico que publicaré más adelante, en este blog. Por último, diré que la población de toda España (sin incluir colonias) era entonces menor a 10.000.000 de habitantes.




Otro capítulo interesante que nuestros antepasados describieron pormenarizadamente es el relativo a los BIENES DEL CONCEJO:
La impresión que he sacado al leer este apartado es que nuestro Concejo, nuestro Ayuntamiento, era, más bien, rico. Describo, a continuación, un listado de bienes propiedad del concejo y las rentas que de ellos se obtenían (o que podrían obtenerse si se arrendaran):
- Varias casas en la plaza, algunas con "avistamientos" (¿locales comerciales?): 33 reales, cada una.
- Panera en la "colación" de Santiago (junto a la vieja iglesia de Santiago): 66 reales de renta.
- Monte Raso de la vereda de Madrid, de 2.334 yeras: 6.000 reales de renta.
- Teso de las Vacas (1.749 yeras): Estaba sin arrendar.
- Prados al Herbazal, a San Julián, a Entreríos, a Castrillo: 300 reales cada uno.
El Concejo era titular, también de varias fincas rústicas de labor y eras que omito para no cansar.
Otra fuente de ingresos del Concejo, tan importante como la anterior, eran los derechos de los que éste era su titular. Así por ejemplo:
- Derecho de espigueo: se les cobraba a los ganaderos 5.300 reales al año.
- Derecho del Peso en las tiendas: 150 reales
- Derecho de Peso de lana: 150 reales
- Aprovechamiento de ribera: 150 reales
- Derecho de cuarto fiel medidor: (sin cargo)
También se describen muy pormenorizadamente las CARGAS DEL CONCEJO, de las que voy a citar sólo algunas:
- 440 reales de la fiesta de la Concepción.
- 130 de la Candelaria
- 760 del Corpus
- 480 de San Roque (parece que el Ayuntamiento se gastaba más dinero en otras fiestas en aquella época)
- 400 reales de la novena de Nuestra Señora de Emisfeliz.
- 120 reales de papel sellado.
- 120 para el que toca "La Queda".
- 750 reales de un censo que había que pagar al convento de San Antonio de Padua.
- 88 reales del abogado.
- 8 reales para el predicador que da los sermones en Cuaresma.
- 150 para la matrona del pueblo.
- 300 reales para el maestro
- Otros 300 reales para un guarda de los plantíos.
- 66 reales de un refresco que da el Ayuntamiento
- 69 reales a la Mesta
- 696 reales de un foro que hay que pagar al Duque de Frías.
- 50 reales para el mensajero que va a Madrid a llevar los nombramientos.



En relación al SECTOR SERVICIOS:
Dice el Catastro que no hay tabernas y que el vino que se consume se vende directamente por los cosecheros en sus casas. Sin embargo hay 5 mesones, a los que se les calcula unas ganancias de entre 450 a 650 reales. Hay tres joyerías, una carnicería y una abacería (tienda de ultramarinos). Sin embargo, indica el catastro que no hay panaderías, "por venir de fuera a venderse". Las dos tahonas que sí existen sólo cuecen para casa.
También existe una Casa-Hospital, "que sirve para refugio de pobres y enfermos que se acogen en ella".
No contaba Villalpando con cambista mercader (banqueros), pero sí con un médico, un cirujano, tres sangradores, un notario, boticario, 3 escribanos, un abogado, maestro, estafetero, confitero, carpinteros, varios tejedores, demandadero, arrieros y sacristán. También existía un Administrador del duque de Frías que vivía de continuo en la villa. De todos ellos se indica con gran precisión sus nombres y apellidos y a cuánto ascendían sus sueldos y rentas. A la pregunta 34 nuestros antepasados respondieron que no había en Villalpando ningún artista.
En relación a los JORNALEROS de la villa, se dice que "es muy corto su jornal pues en tiempo de invierno se les paga a real y medio (el día), y en verano dos reales y de comer". Se calcula una ganancia anual de 275 reales para el "servicial" (jornalero) que más gana de todos los existentes en la villa.
Son muy curiosas las referencias que se continen en los últimos páginas del documento. Por ejemplo, en la respuesta que nuestros ancestros dan a la pregunta número 36, estos contestan así (textualmente): "Ala pregunta treinta y seis dijeron que enesta rreferida villa no hay pobres que pidan limosna, sin envargo de haver muchos que no tienen vienes muebles ni rraices algunos y estos se mantienen con su sudor y travajo personal"
También consta en el documento que había 23 clérigos, incluidos dos canónigos de León y un monje benito "que es cura párroco de la iglesia de San Lorenzo".
Existen en 1754, fecha del Catastro, tres conventos en Villalpando: dos dentro del casco urbano y otro cerca de sus muros (San Francisco), con 16 monjes. Respecto de los dos conventos que estan en el interior de la villa, uno es el de Santo Domingo, con 14 religiosos y el otro es "de religiosas franciscas de la orden de nuestra santa madre Santa Clara que tiene actualmente veinticinco religiosas, las veinte de velo entero y las cinco restantes legas".
Pues bien. Aquí terminan las respuestas que los villalpandinos dieron al interrogatorio real. Tras su lectura podemos sacar una fotografía del Villalpando de 1754. En mi opinión se trata de la fotografía de una villa venida a menos, escasa o carente de muchos servicios básicos, cargando con la enorme losa que suponían los pechos y foros que los villalpandinos debían a su señor, el duque de Frías, y soportando una elevada población jornalera que vivía con escasos recursos (carne de emigración, por tanto).
Pero tampoco podemos soslayar que Villalpando constituía ya entonces el centro de una pequeña comarca a la que proporcionaba otro tipo de servicios como notarías, abogados, médicos, cirujanos, matronas, joyerías, sastres. Muchos de ellos, en nuestros días, aún los sigue prestando.

Varo.

Nota: El personaje del cuadro es el rey Fernando VI.



martes, 3 de febrero de 2009

Los Pastos Libres de Villalpando

Hace unos días recibí un correo de una villalpandina preguntándome por los orígenes de los pastos libres de Villalpando. Hoy voy a responderla aquí, públicamente, para que todo el mundo pueda conocer este pequeño aspecto de nuestra micro-historia local.

La Leyenda:

Existen creencias arraigadas en nuestro pueblo; historias contadas de padres a hijos; leyendas que no se sabe muy bien cuándo se forjaron; cuentos que, a base de repetirse, dejaron de ser ficciones para pasar a formar parte de nuestra historia local. Los personajes, los héroes, de estos cuentos y leyendas del "ciclo villalpandino" son siempre los mismos: los moros, los monjes de la gota, Viriato, Napoleón o doña Urraca.
Traigo todo esto a colación porque es en doña Urraca, precisamente, en quien esas falsas historias situan el origen de los pastos libres de Villalpando y su Tierra. Ya me disgusta que sea yo, otra vez, quien tenga que desmentirlo.
Primero, tenemos que tener clara la distinción y no confundir a estas dos mujeres "de armas tomar":
- Urraca Fernández de Zamora: Hija de Fernando I el Magno, quien repartió sus dominios a su muerte entre sus hijos García I (Galicia), Alfonso VI (León), Sancho II (Castilla), Elvira (ciudad de Toro) y Urraca (ciudad de Zamora). Murió en 1101. Fue coetanea del Cid (incluso, su madrina de armas) y es una de los protagonistas del "cerco de Zamora", cuya historia la conocemos todos.
- Urraca I de León y Castilla: Es sobrina de la anterior, hija de Alfonso VI. Murió en 1126 y sus dieciocho años de reinado en el trono de León, Castilla y Galicia estuvieron marcados por continuas guerras civiles en las que su segundo marido, Alfonso I de Aragón (el Batallador) intervino decisivamente paseándose con sus ejércitos por todo el territorio gallego-castellano-leonés cuando le vino en gana.


La leyenda local situa el origen de los pastos libres de Villalpando en la primera de las dos Urracas a que me he referido, probablemente por lo mucho que pesa en la conciencia histórico-colectiva de nuestro pueblo la gesta heróica del cerco de Zamora. Urraca Fernández es considerada en la ciudad de Zamora como una heroína local y por ende, de todos los zamoranos. Pero doña Urraca, la de Zamora, no tenía jurisdicción alguna sobre estas tierras nuestras porque este territorio no era suyo sino de su hermano Alfonso, rey de León. Mal puede alguien dar algo que no es propio...
Tampoco es probable que fuera la otra Urraca (Urraca I de León y Castilla) quien concediera a los villalpandinos los pastos libres de nuestra tierra pues esta pobre mujer se pasó todo su reinado huyendo de aquí para allá ante la amenaza de su propio marido, Alfonso el Batallador, el obispo Gelmírez o sus parientes, los condes de Portugal. Durante muchos años, ni siquiera su poder fue efectivo más allá de las murallas de la ciudad que la cobijara pues éste se ejercía de facto por los diferentes señores feudales dado el caótico estado de vacío de poder real.

La Historia:

Hasta esa época de la que venimos hablando (1.126) Villalpando no es más que el embrión de lo que posteriormente sería. Casi con toda seguridad, ni siquiera existía el primer recinto amurallado, pese a lo que diga don Luis CalvoLozano. Ni los habitantes del caserío de Villalpando sumarían más de unos pocos cientos. Así lo avalan los documentos y la arqueología (la ausencia de ella) y así lo he venido defendiendo en otros artículos de este blog.
Sin embargo, algunos años después, en la segunda mitad de ese mismo siglo (s. XII) ocurre algo trascendental para nuestra tierra y que marcaría nuestro futuro: la nueva división de los reinos a la muerte de Alfonso VII el Emperador. Ya me he referido a este hecho en varios artículos anteriores y vuelvo a insistir en la importancia que tuvo. El hecho de que Villalpando quedara situado justamente en la frontera de dos reinos que se peleaban entre sí propició que el rey leonés Fernando II (a quien pertenecía esta villa) apoyara esforzadamente a Villalpando y su Tierra, repoblándolas y dotando a este pueblo de su primera muralla y, sin duda, el primer castillo anterior al que ahora conocemos como "el de los Condestables". Este esfuerzo repoblador tuvo un éxito rotundo y, al abrigo del innegable trasiego económico de todas las ciudades de frontera, Villalpando experimentó el mayor auge de toda su historia. Estamos hablando del año 1170.
Ante la ausencia de documentos que indiquen si fue tal o cuál rey quien concedió los pastos libres a Villalpando (ni siquiera Calvo Lozano encontró tales documentos aunque alude de forma genérica a una presunta "carta puebla" que no identifica), hemos de pensar, como lo más lógico y cabal, que fuera en esta época de Fernando II de León cuando se concedieran por privilegio real. ¿Qué mejor forma de favorecer a una comarca que se quiere potenciar?
Si hasta los comienzos del siglo XII la población de esta tierra era escasísima, no tenía sentido la concesión de pastos a un puñado de pastores que ningún beneficio económico ni político podían reportar. Sin embargo, setenta años después, por el empeño de Fernando II, la situación cambia radicalmente y la población se cuadruplica o quintuplica, demandando alimentos y trabajo. Ahora sí parece lógico y oportuno que se concedan esos pastos libres.
Pero también hay que tener en cuenta otro hecho trascendental en la historia de León y Castilla: la creación de la Mesta. Vamos a explicar un poco qué era esto de la Mesta, pero primero nos situaremos en el tiempo: A Fernando II de León le sucede su hijo Alfonso IX de León; éste se casa con Berenguela de Castilla y el hijo de ambos Fernando III (el santo, el rey-soldado) hereda ambos reinos, reunificando para siempre (aunque a algunos le duela) los dos reinos: León y Castilla. Estamos en el año 1230. Fenando III casi consigue él solo acabar la tarea reconquistadora de tal forma que las fronteras se fijaron tan al sur que estas tierras nuestras adquirieron una relativa seguridad exenta de incursiones árabes de saqueo y rapiña. Tal seguridad hizo que se roturaran cada vez más las tierras que antes sólo servían para pastoreo de ganados transhumantes. Empieza un conflicto entre ganaderos y agricultores que debe ser regulado sabiamente por los reyes. Y qué rey más sabio que el propio Alfonso X (el sabio), hijo de Fernando III, mal soldado pero muy buen legislador y excelente gobernante. Fue él, Alfonso X quien crea el Gran Concejo de la Mesta, reuniendo en una gran organización gremial a todos los pastores de León y Castilla y dotando a esta entidad de privilegios y prerrogativas, como, por ejemplo, el derecho de paso por ciertas fincas sembradas o la exención del servicio militar para los pastores. Incluso, algunas de las viejas calzadas romanas en desuso pasan a ser, entonces, cañadas, cuerdas, cordeles, veredas o coladas. Consta de forma fehaciente y así se estudia en los libros que Alfonso X el Sabio concedió derechos de pastoreo sobre tierras de realengo (Villalpando era tierra de realengo) en muchos lugares de su reino. Por eso también me queda la duda de si, tal vez, fuera este rey quien concediera los pastos libres de Villalpando.



Los Lugares:
¿Cuáles eran los lugares donde se ubicaban los pastos libres de Villalpando?
Por lo que parece, en el Raso, en el Prado y, probablemente, en el Monte de las Pajas, además de otros pequeños lugares a los que aludiré en mi próximo artículo relativo al Catastro del Marqués de la Ensenada (la segunda parte que tengo prometida desde hace casi dos meses). En ese mismo documento que he tenido el placer de estudiar, se hace referencia, también, a las cañadas que atravesaban ( y atraviesan) nuestro término municipal. Incluso se habla de lugares, ya entonces, dedicados al pastoreo, como el Prado.

El final de los Privilegios:

La Mesta entra en decadencia en el siglo XVII y es suprimida durante el reinado de Isabel II, en 1836. Sus veredas y cañadas desaparecen o "se recortan" y muchos de sus bienes, incluídos amplios terrenos de pastizal, salen a subasta ese mismo año en la llamada "Desamortización de Mendizábal" adquiriéndolas los oligarcas adinerados ya que la clase humilde campesina no podía competir en las pujas. No faltaron, tampoco, ciertos lugares donde el Concejo municipal adquirió lotes de tierras pasando a ser tierras del común o comunales. Villalpando, parece ser, fue uno de esos lugares.

La Actualidad:

Quedan vestigios de toda esa época romántica de pastores trashumantes y de la pujanza económica que supuso para nuestro pueblo. Ahí están nuestras cañadas, por ejemplo. Incluso, ahí está el derecho de pastos cristalizado como costumbre del lugar (fuente del Derecho en nuestro Código Civil). Y sin ir más lejos: ahí está la cabaña ovina de Villalpando y su Tierra. ¿Se habían preguntado ustedes por qué aquí, precisamente, tenemos tantas ovejas?
Varo.