domingo, 2 de agosto de 2009

CELTAS Y VACCEOS (2ª PARTE)

Tras la publicación de la primera parte de mi artículo "Celtas y Vacceos" han sido varios los correos privados que he recibido preguntándome acerca de diversas cuestiones relativas al mundo céltico; cuestiones más bien relacionadas con su modo de vida, religión, idioma, carácter, relaciones con otros pueblos...
En fin, como el tema da para mucho voy a intentar dar respuesta de forma sintética a todas ellas sin pretender ser exhaustivo, sólo divugativo, que es la intención que siempre tengo cuando escribo un articulillo en este blog.
En cuanto a la lengua:
Si bien la mayor parte de las lenguas célticas desaparecieron en el devenir de la historia, aún se conservan algunas de ellas, como el galés, gaélico irlandes y el gaélico escocés (que, por cierto, conviven en perfecta armonía con el inglés, sin imposición alguna de una sobre otra). Otras, como el córnico (hablado en la región de Cornualles -Inglaterra- hasta el s. XVIII), el Manx (o manés) hablado con normalidad en la isla de Mann hasta el siglo XIX (en 1830 lo hablaba el 30% de la población isleña; el último hablante nativo de manés o manx falleció en 1974) desaparecieron para siempre o -como el caso del Manx- está intentando ser recuperado sobre la base del empeño de los gobernantes locales que intentan refundar y reflotar el idioma sobre unos pilares más políticos que lingüisticos (algo similar a lo ocurrido en algún territorio de España). Otras, como el bretón, hablado en la península francesa de Bretaña y de grandes similitudes con el galés, están muy influenciadas por las lenguas adyacentes (el francés, en este caso) y han perdido gran parte de ese marchamo céltico que las caracterizaba.
De las lenguas célticas habladas en la Península Ibérica quedan vestigios en la toponimia, en algunas formas gramaticales utilizadas en zonas muy localizadas y en las raices de algunas palabras. Pero nada más. La romanización de la Hispania Romana fue tan fuerte que los idiomas célticos peninsulares y preexistentes cedieron a la presión del latín. Querer vincular el gallego o "bable-asturiano" con el tronco lingüístico céltico es, sin más, una exageración muchas veces interesada. Respecto de esta última, el asturiano (o bable), su procedencia es inequívocamente latina, con un lógico sustrato prerromano (palabras como "boroña", "llócara"...) y un superestrato posterior a la llegada del latín, es decir, las influencias que tuvieron lugar con posterioridad a los romanos: los germanismos aportados por la influencia visigoda (y acaso sueva), que en esta zona fue fortísima debido a la concentración de población hispanovisigoda tras la derrota de Guadalete.
No obstante, dicho lo anterior, existe más proximidad de la que podríamos suponer entre nuestros idiomas hispanos (derivados del latín) y las lenguas célticas. Éstas, al igual que el latín, proceden de un tronco "indoeuropeo" común. En este punto vienen a colación las explicaciones de Theodor Mommsen contenidas en su "Historia de Roma" (Volumen I), por quien mi catedrático de Derecho Romano, Armando Torrent, sentía auténtica devoción. Decía Mommsen que las razas indogermánicas (entre ellas, los posteriores grupos célticos) tienen su patria en la región occidental del centro de Asia. De ahí es donde han partido, unas hacia el sur (la India) y otras hacia el noroeste (Europa), pero antes de llegar a Europa permanecieron algún tiempo en en Persia y Armenia, en donde -dice Mommsen- inventaron el cultivo de la vid y el de los campos. El trigo, la espelta y la cebada son oriundos de Mesopotamia (sic). En su viaje a Mesopotamia, algún grupo como el de los helenos (griegos) y germanos se desgajó y empezó una andadura independiente. Entre otras cosas ello explica que la palabra "mar" sea similar para los idiomas eslavos (moria), latinos (mare) y célticos (mair) pues estas tres ramificaciones de pueblos indoeuropeos debieron llegar juntos -dice Mommsen- a las orillas del mar Caspio y mar Negro, mientras que para los germanos la palabra es "sea" y para los griegos "thalassa".
Por ello, insisto, los idiomas célticos y los latinos derivan de un tronco indoeuropeo común que los asimila en vocabulario y cuestiones gramaticales. La similitud es fácilmente comprobable si se hace una comparación con las lenguas no indoeuropeas (las lenguas semíticas, por ejemplo). No quiere decir esto que lenguas célticas y latinas sean hermanas. No, hermanas no, pero tal vez sí primas segundas. Llegados a este punto me gusta siempre poner un ejemplo:
- La palabra "madre": En viejo irlandés es "máthir"; en el idioma de los galos franceses: "maitres"; en latín: "mater"; en griego dorio: "máter"; en ruso "mat", lo que demuestra que la raiz de la palabra es idéntica en todas ellas.
Las lenguas célticas evolucionaron del primitivo e hipotético idioma indoeuropeo distinguiéndose por fenómenos fonéticos constantes y muy claros, por ejemplo:
- la caída de la "p" indoeuropea, ya sea inicial o media: La palabra "padre" en sánscrito es "pítar", en latín "pater", mientras que en viejo irlandes la "p" decae quedando la palabra "athir". O la palabra "cerdo": "porcus", en latín y "orc" en gaélico.
- la "e" indoeuropea se transforma en "i" en céltico: La palabra rey: en latín es "rex" en céltico "rix" (De ahí el nombre de muchos reyes galos: Vercingetorix, por ejemplo).
En cuanto al modo de vida de los celtas:
Centrándome en los Vacceos, que son los que me tocan de cerca, diré que Schulten supone una población de 320.000 habitantes para el territorio vacceo (cuenca del Duero medio), lo que significa una elevada densidad de población para el territorio vacceo si tenemos en cuenta que con anterioridad a la llegada de los romanos todos los habitantes de la Península no superarían los 3.000.000 de habitantes (en este mismo sentido se pronuncia Federico Wattemberg, autor de un genial estudio titulado "La Región Vaccea, Celtiberismo y Romanización en la Cuenca Media del Duero", que, por supuesto, tengo en mi biblioteca). A esta elevada densidad de población contribuyó "la riqueza y fertilidad del suelo para mantener una población cuya ocupación principal era la agricultura" (F. Wattemberg). El hábitat rural parece haber sido disperso por las menciones que hace Apiano al relatar las campañas de Lúculo contra Intercatia y Cauca. Junto a las aldeas se disponen los campos de cebada y trigo (de lo que se aprovecharon los romanos). Caballos, bueyes y carretas eran "elementos auxiliares del campesino" (cito a Frontino). "Estos campesinos no debieron de tener dentro del sistema colectivista agrario de los vacceos muchas posibilidades de explotación de modo aislado. Hay diferencia entre las poblaciones del norte del Duero con las del sur. Las del sur, por imposición del medio natural, tuvieron mayor dedicación a la vida nómada pastoril y agricultura itinerante, por lo que sus viviendas debieron de ser cabañas o abrigos en los bordes de los páramos, junto con la persistencia de de habitaciones rupestres." (Wattemberg, obra citada). Sigue diciendo este autor que el hábitat rural vacceo vendría compuesto por una multitud de pequeños castros, rodeados por fosos, defendidos con cepos y murados con tierra y adobe (la piedra es escasa). Al foso le suple el río o el arroyo. Las casas en un principio fueron redondas y después rectangulares (Soto de la Medinilla, Valladolid). Los muros interiores se pintan de rojo y junto a ellos se disponen bancos corridos. Estas casas, por tanto, son similares a las de los castros lusitanos o gallegos. El ajuar doméstico se compone de herramientas enmangadas con asta de ciervo o hueso, hoces, azadas estrechas... En el interior de la casa hay grandes vasijas para granos o bebidas y -muy curioso- piedras de río redondeadas, del tamaño de dos puños, para cocer los alimentos o bañarse al vapor (sauna), como atestigua Estrabón respecto de los lusitanos que habitaban junto al Duero. Hay también en las casas lechos de paja y sagos, husos para hilar lana y pesas de telar. Posiblemente, la decoración mural de las casas se componía de símbolos geométricos y tallas de madera. De la magnificencia de las ciudades vacceas (Intercatia, Pintia, Arbucala, Amallóbriga, Pallantia...) ya he hablado en otros artículos de este blog.
Respecto de las relaciones comerciales de los vacceos con otros pueblos celtas o ibéricos e incluso griegos, están más que acreditadas por las evidencias arqueológicas. Se sabe que los vacceos intercambiaban cereales y lana por armas y hierro con los celtas astures y cántabros. De hecho, uno de estos centros comerciales de primer orden estuvo ubicado en la localidad palentina de Palenzuela (carretera de Burgos, último pueblo). Sabedor de su importancia estratégica, Escipión se dirigió contra ella en su campaña contra los vacceos, posterior a la de Lúculo. Precisamente, son estas relaciones comerciales (intensas) con los pueblos ibéricos del oeste peninsular lo que acentúa la "celtiberización" del pueblo vacceo, según Wattemberg, lo que significa un progresivo abandono de las tradiciones y cultura genuinamente célticas.
Otro aspecto que quiero destacar aquí es el de la religión para centrarme en la figura del "Druida".
La religión céltica se basaba en una cosmogonía en la que las almas eran un capital circualante, quiere esto decir que por cada hombre o mujer que moría había otro que nacía. Personificaban las fuerzas de la naturaleza en deidades como "Brith", diosa de la fertilidad o "Lugh", guerrero, mago, sabio y maestro de todas las técnicas. Existían celebraciones periódicas dedicadas a estas deidades que, más tarde, la iglesia cristiana hizo suyas. Es el caso de "las candelas", fiesta de origen pagano dedicado a Brith.


Respecto de los druidas, he encontrado autores que niegan la existencia de una cultura druídica en los celtas hispanos reservando este término sólo para celtas galos y britanos. Sea como fuere, el druida era un personaje que no se limitaba a ejercer las funciones de sacerdote relgioso, sino que además ostentaba funciones de pedagogo, chamán y, lo que es más importante, era el depositario de la tradicción oral. Por Plinio el Viejo sabemos que los druidas vestían de blanco, presidían sacrificios taurinos y cortaban el muérdago con hoz de oro. Veneraban a ciertos árboles sagrados, como el roble, el tejo, el avellano... Julio César (en "De Bello Gállico") y Posidonio hablan de los druidas refiriéndose a ellos como filósofos. Fueron proscritos por el Senado y por los emperadores romanos desde los inicios de nuestra era (Tiberio, año 54). Su último bastión fue la isla de Anglesey, junto a Gales, invadida por el general romano Suetonio Paulino en el año 60 d.C, quien destruyó el santuario y las arboledas sagradas. En el año 78 Julio Agricola la incluyó definitivamente en el imperio romano llamándola isla "Mona", por eso hoy en día a la isla se le llama en galés Ynys Môn.
Para finalizar, me voy a referir a los "últimos celtas".
Absorbida la cultura celta -al menos en parte- por la civilización romana y producidas las invasiones germánicas en las postrimerías del imperio, los únicos celtas que permanecieron libres y lograron formar una unidad política más o menos estable fueron los celtas del norte de Escocia, reino que primeramente se llamó "Alba", fundado por celtas pictos y escotos (de ahí viene la palabra Scotland: land of scots-->tierra de Escotos, provinientes de la vecina Irlanda). Los romanos habían renunciado tiempo antes a su conquista y por ello, para defenderse de sus incursiones construyeron al norte de la isla una gran muralla que la dividía en dos: es el muro de Adriano. Pictos y escotos fundaron este reino a comienzos de la edad media como una reacción al pillaje y las invasiones normandas (vikingas). Pasado el peligro vikingo y devueltas a Escocia las pequeñas islas que rodean Escocia (isla de Mull, Lewis...) el reino escocés se convirtió al cristianismo (San Columbano) sufriendo una progresiva influencia inglesa y tras diversos avatares se incorporó a la corona británica. La unión definitiva con Inglaterra vino tras la batalla de Culloden, en el siglo XVIII. En esa época están ambientadas novelas tan interesantes como "El Señor de Ballantry" o "Rob Roy". Y en esa época, también, podemos dar por finalizados a los últimos celtas históricos.
Bien. El tema sigue dando para mucho, pero hoy voy a terminar aquí. Tal vez publique un tercer artículo si veo que la cuestión sigue suscitando interés.
Un saludo para todos los que hayan llegado hasta aquí.
Varo.
Nota: Las fotos corresponden a libros que me han servido -además de otros que no muestro- para la redacción de este artículo. Las otros dos fotos corresponden a reproduciones que he adquirido en Escocia y Galicia.

4 comentarios:

Enrique dijo...

Excelentes los dos artículos sobre Celtas y Vacceos.
La cultura celta siempre me ha resultado muy atractiva a pesar que mis antepasados lejanos dudo que lo fueran (no me consta que en Murcia hubiesen asentamientos celtas).
Con todo, su mitología y modos de vida me parecen muy interesantes.
Desconocía a los Vacceos como grupo celta peninsular y te agradezco que divulgues un poco de su historia (nunca me acostaré sin saber una cosica más).

Seguiré este blog con interés.
Un abrazo.

PD: En particular he disfrutado con el apartado que le dedicas a la lengua.

Fernando Cartón Sancho (Varo) dijo...

Gracias Enrique.
Pues no. Tus antepasados no fueron ni celtas ni vacceos, pero sí fuero Iberos, representantes de una de las culturas más avanzadas de su época. Se ses llama "los príncipes del Meditarráneo". Eso te da una idea hasta dónde llegaron tus tatara-tatarabuelos.
Quizás algún día les dedique un artículo en este blog.
Me alegro de verte por aquí.
Saludos.

Anónimo dijo...

Hola Varo, me pregunto si solo nos dejaras este artículo en el mes de agosto, pues últimamente solo publicas uno por mes.Sé que lo que haces requiere mucho tiempo y dedicación,pero pensando en los que no sabemos demasiado de historia, podrias intercalar algo mas ligerito entre un articulo y otro de historia, asi te tendriamos en blog más a menudo.
Bueno, haz lo que creas conveniente, solo es una sugerencia.
Un saludo.

Fernando Cartón Sancho (Varo) dijo...

Intentaré sacar algún otro (un poco más ligerito).
Gracias por tu interés.
Saludos.