jueves, 1 de mayo de 2008

Salvar nuestro Patrimonio

Esta noche mi pluma ha querido ponerse en tono reivindicativo. Sin ofender a nadie, como pretendo sea mi estilo, hoy me ha parecido oportuno llamar la atención de todos quienes se asoman a esta ventana para intentar crear conciencia colectiva respecto de la lamentable situación y estado en que se encuentran los últimos vestigios de nuestro Patrimonio Histórico y Artístico: La Iglesia de Santa María La Antigua y el Torreón de San Lorenzo.
Ambos edificios son dignos representantes de nuestro pasado, estaban aquí mucho antes que todos nosotros y, por ello, tenemos la obligación de conservarlos para los que vengan cuando nosotros ya no estemos.
Respecto de Santa María La Antigua: No es ahora el momento de relatar sus excelencias arquitectónicas (que las tiene, y muchas). Simplemente es la hora de dar un destino a este sensacional edificio. Un destino civil que vendría precedido de una rehabilitación en su conjunto, incluida la colocación de una cubierta. Un edificio de estas características, rehabilitado y dedicado a actividades culturales, engrandecería Villalpando. Otros pueblos lo han hecho: Villamayor, por ejemplo. Allí, un grupo de vecinos constituido en Asociación Cultural, consiguió fondos para la rehabilitación de la Iglesia de San Esteban. Con mayor motivo se lo merece Santa María, que fue declarada monumento nacional en los años 30. Esta vieja iglesia románico-mudéjar, una vez rehabilitada, además de mostrar a los visitantes los interesantísimos frescos de las bóvedas, podría albergar el Museo Local de Villalpando respecto del cual algunos de nosotros venimos hablando. O bien, podría ser un magnífico auditorio con excelente acústica para alguna que otra actuación musical clásica, que tampoco hace daño a nadie. O incluso, un “centro de interpretación del mudéjar”. En fin, los usos a los que podría dedicarse el edificio de Santa María son múltiples y no voy a ser yo quien los establezca. Lo verdaderamente importante es su urgente rehabilitación.
Respecto del Torreón de San Lorenzo: Ya hablé de él en el artículo de mi blog titulado “Asociación Cultural de Amigos de Villalpando”. Este Torreón es la última imagen que lleva el viajero cuando abandona Villalpando: una imagen decadente. No es difícil, sin embargo, imaginarlo restaurado: completados sus remates y lazados mudéjares, de castizo ladrillo rojo. No es imposible soñar con la reparación de su preciosa escalera de caracol, absolutamente abandonada y llena de porquería ahora. Ni tampoco sería descabellado dotar a su azotea de un mirador que permitiese a los que gustan de estas cosas, por ejemplo, contemplar el pueblo desde arriba, casi a vista de pájaro. Nada de esto sería imposible porque la restauración del Torreón es cuestión de no mucho dinero. Es más una cuestión de querer hacerlo.
Nos hemos acostumbrado a ver nuestro pueblo lleno de ruinas. Al viajero que viene de Madrid y toma la carretera de Palencia se le hiela la sangre con el espíritu de la vieja Fábrica de Harinas. La Iglesia de San Miguel se observa como si la hubiesen bombardeado en la guerra civil y así hubiera quedado; el Palacio de los Condestables, enfrente, completamente arruinado y, por último, el Torreón de San Lorenzo, que es como el presumido fantasma de la decadencia... Nuestro Patrimonio, con excepciones, está en el más absoluto abandono. No acuso a nadie de ello, sólo pido que se haga algo, que se tomen medidas. Pero, me temo, nadie va a hacer nada si no somos nosotros, los villalpandinos, los herederos de ese Patrimonio, los que alcemos nuestra voz y protestemos. Vamos a quitarnos de una vez esa costumbre tan castellana de conformarnos con las migajas y las ruinas. Tenemos todo el derecho del mundo.

1 comentario:

Toño dijo...

Buenas noches Varo. Estamos en la misma onda.
http://villalpandino.blogspot.com/