sábado, 12 de diciembre de 2009

El Cerro de San Marcos

Mi pueblo no tiene sierras, ni picachos ni montañas. No hay cordilleras que cierren el paso a las nubes, ni puertos ni verdaderos valles...
Mi pueblo es una tierra abierta. Abierta al sol, al viento, a la helada nocturna.
Tan sólo algún promontorio aislado destaca en la Tierra Gótica de Villalpando. En esa llanura ondulada, vieja frontera entre León y Castilla, se alza modestamente un testigo privilegiado de nuestra historia: El Cerro de San Marcos.
Son apenas unos metros de desnivel sobre la altura media del terreno, sin embargo, la escasez de otras alturas mayores en la zona permite desde su cima una vista espectacular. En los días claros se distinguen con nitidez las cumbres mágicas y nevadas del Teleno o la montaña asturiana, aún más lejos. Esos son nuestros horizontes.
Dicen los libros que en el Cerro de San Marcos hay restos de la última edad del hierro, probablemente vacceos, nada extraño si nos percatamos del extraordinario emplazamiento que supone la presencia de un manantial en la misma falda del Cerro, con agua garantizada todo el año (cuando era niño sí, ahora ya no lo aseguro) y una elevación considerable que dispensaba protección y abrigo a sus moradores celtas. Recorriendo su ladera de levante -que es donde los libros ubican el antiguo poblado- no he encontrado ni un solo vestigio que me permita corroborar esta afirmación, a no ser las terrazas construidas en la misma de forma muy inteligente, aprovechando la loma para un uso forestal (almendros) actualmente abandonado. Sin embargo, con los medios de que dispongo, no puedo aventurar la antigüedad de estas terrazas. Sólo que no son de antes de ayer. A los mozárabes, allá por el siglo XII -cuando la repoblación de Villalpando- les encantaba esto de practicar terrazas en los montes. En la cima sí que son visibles aún los restos de alguna construcción de piedra, pero se trata de viejas cabañas de pastores.
Al contrario de lo que pudiera pensarse, El Cerro ha dado mucho juego: De él se han extraido toneladas de tierra para pavimento de caminos; ha servido como polígono de tiro, pista para amantes del motocross, plataforma para tiro al plato, ubicación de un repetidor de televisión... En fín, no se le puede esquilmar ya más...
No obstante, la utilidad que a mí me reporta el Cerro de San Marcos es la de ser mi mirador particular, mi ventana al mundo, a ese mundo amplio que sólo aquí es posible contemplar hasta ensancharse el alma.
Hoy, casi de milagro, la niebla se levantó vencida por el sol de otoño. Hice estas fotos para mostrarle al mundo que mi Tierra Gótica también es hermosa.
Varo.


8 comentarios:

Agapito dijo...

Amigo Varo: Muy bonita tu descripción del Teso de San Marcos. Y la foto.

Te recomiendo una foto desde el Camino de "El Sebo", por detrás de la antigua dehesa, apuntando a esas ondulaciones del Teso Polanco, todo ya lleno de pimpollos de pino. Como me parece que tú no labras tierras en El Raso, creo no frecuentas esos lugares.

¡Gracias por la ayuda prestada a Sara, mi esposa, en su caída!.

Arena dijo...

Hola Varo. cuanto tiempo sin leerte, seguro que habrás estado muy ocupado por los últimos acontecimientos.
Nada mas hermoso que la tierra de cada uno verdad? me alegro de verte de nuevo.
Un abrazo Varo

Xibeliuss dijo...

Las líneas rectas también son bellas. Y nuestra tierra siempre, siempre debe ser bella a nuestros ojos.
La tuya, objetivamente, lo es.
Saludos, Varo

fosi dijo...

Aunque me guste la montaña y aproveche para escaparme siempre que tengo oportunidad,disfruto tambien de la paleta de colores que nos ofrece esta tierra,sobre todo en primavera.
Tenemos algo pendiente.
Un abrazo.

MADOLOK dijo...

Estimado Varo: Me gustarioa que algún dia publicaras algo sobre los Templarios, al fin y al cabo formaron parte en la Historia de Villalpando, seria muy interesante.
Un saludo.

MADOLOK

MADOLOK dijo...

Aprovecho para desearte una Feliz Navidad junto a tus seres queridos.

Arena dijo...

Feliz Navidad Varo.

Enrique dijo...

Privilegiada atalaya, sin duda.

¡Feliz Navidad, Varo!!!

Un abrazo.