domingo, 3 de mayo de 2009

La Plaza Mayor de Villalpando (cinco veces centenaria)

Al igual que todos los caminos llevan a Roma, también todas las calles de la villa llevan a ella, a la Plaza Mayor de Villalpando.
Situada en el corazón de su casco urbano, esta plaza típicamente castellana (y leonesa) sorprende a cuantos visitantes se acercan por primera vez. No es de extrañar pues incluso a mí, que la llevo viendo tantos años, aún me sigue sorprendiendo cada día que atravieso sus diagonales y me paro a mirar desde la sombra de algún soportal, semiescondido tras una columna de piedra. Joya desconocida, diría yo.
No siempre esta plaza fue así.
Volvamos a los años de la repoblacion, allá por 1170, cuando Fernando II de León quiso hacer de esta villa la vanguardia de su reino en una frontera imprecisa con la vecina Castilla que venía pisando fuerte. Entonces, tenía otro nombre, se llamaba "Plaza de las Carnicerías", y dicen que así se la conocía porque en ella se ubicaba la picota donde se ajusticiaba a los reos de delitos graves. En esa época era mucho más pequeña, irregular y tampoco había soportales.
Ha sido un acierto descubrir y dejar marcada la línea de la primera muralla, lo que permite darnos perfecta cuenta de su trazado y dimensiones.
La puerta que existía al inicio de la calle Real -frente al Banco Español de Crédito- y los lienzos de esa primitiva muralla del siglo XII desaparecieron para siempre cuando el progreso de la villa y la tranquilidad que supuso la unión con el reino castellano en 1230 ahogaron los muros adosándose a ellos barrios enteros que hacían inútiles esas defensas. Tras construirse el segundo recinto amurallado (a comienzos del siglo XIV) se vio la necesidad de ampliar la vieja Plaza de las Carnicerías, que desde sus inicios venía dominada por la imponente construcción que la orden del Templo tenía a su cargo: la iglesia de Santa María y la casa-fortaleza adosada a ella
Pero no es sino a partir de 1450 cuando empiezan a acometerse tareas en tal sentido. Se demolió la vieja muralla retranqueándose todos los linderos excepto el de la iglesia. Y, siguiendo a Calvo Lozano, es en esa época cuando comienzan a construirse las casas con soportales en el lugar que ahora las conocemos formándose una plaza completamente rectangular. En el lado de ese rectángulo donde se ubica la iglesia de Santa María del Templo (actual Ayuntamiento), los soportales fueron algo posteriores pues fue necesario un acuerdo con el Obispo de León, Domingo Manrique, para que permitiera al cabildo villalpandino construir esos portales y la casa del Ayuntamiento sobre la fachada de la iglesia. Ese permiso fue concedido en el año 1469.
Es curioso observar que muchos de los materiales que se emplearon para la construcción fueron reutilizados de otros edificios que, o bien se desmontaron o ya eran ruina por entonces. Me refiero, sobre todo, al empleo de varios troncos de columna que nada tienen que ver con el estilo y época de construcción de la plaza. Se trata de columnas retorcidas al estilo romano -no barrocas- o aquellas otras en las que se aprecian profundas muescas que servían para introducir trancos. Pienso que muchos de esos materiales pudieron haberse traido de las viejas villas romanas de los alrededores que han estado sirviendo de cantera hasta hace bien poco.
En los capiteles, son muy llamativos los blasones -todos de la misma época- de las familias hidalgas que poblaban la villa. Es una pena que la mayoría de ellos estén en un pésimo estado de conservación por la poca resistencia que ofrece a la acción de la atmósfera la piedra caliza sobre la que están hechos. También queda algún capitel con figuras zoomorfas muy interesante.
Quiero suponer que los dos escudos nobiliarios del Bar Ideal (antigua casa-fortaleza de la orden templaria) y del edificio del Banesto estuvieron siempre -de una forma u otra- en esas fachadas que miran a la Plaza. En realidad ambos escudos son prácticamente el mismo pues en ellos solo difiere el primer cuartel (los otros tres cuarteles son idénticos), lo que quiere decir que ambas familias eran parientes. Sería muy interesante seguir su rastro en la historia y descubrir qué personas reales hicieron gala de esos escudos de armas.
Por lo demás, para el que nunca haya estado por aquí, le animo a unos minutos sin prisa. Animo a todo aquel que quiera respirar el aire tranquilo de cinco siglos atras. Sólo es necesario sentarse en cualquiera de las terrazas de esta Plaza Mayor, pedir un buen caldo, alguna tapita y pararse a mirar. Si no fuera por el reloj del Ayuntamiento, parecería que el tiempo no pasa en esta plaza de villa vieja, de historias de hidalgos y frontera.
Varo.

7 comentarios:

Félix G. Modroño dijo...

Como siempre, después de tu análisis certero y documentado, nos dejas esas pinceladas literarias de postre. Muy, pero que muy bello.

Anónimo dijo...

Varo, tengo curiosidad respecto al nombre de VAro que has tomado para identificarte ¿ tiene algo que ver con Publio Quintilio Varo el general romano que fue masacrado en Teotoburgo?

Un saludo y gracias por adelantado.

Anónimo dijo...

Hola Varo,cada día me admiro más y más de lo que vas consiguiendo en este blog;nos das a conocer aspectos de nuestro pueblo que durante muchos años nos han pasado deaspercibidos y que cuando tú los relatas o nos los muestras en esas magnificas fotografias,alcanzan la magnitud que merecen.
Tenemos una magnifica plaza, eso es indudable,aunque a su belleza le faltan ciertos complementos que no le haran perder nada de su belleza natural,tal vez, en su quinto centenario lo consigamos.
Mi enhorabuena por enseñarnos aver con tus ojos.
Un saludo.
MADOLOK

Fernando Cartón Sancho (Varo) dijo...

Gracias, Félix y Madolok, por vuetros comentarios que siempre me animan a seguir adelante.
Respecto de si mi pseudónimo tiene algo que ver con Publio Quintilio Varo, por supuesto que sí. De él lo tomé.
Un saludo para todos.
Varo.

Anónimo dijo...

Gracias por la contestación respecto al pseudónimo, creo que ya sé quien eres, hace muchos, muchos años habíamos hablado algo de la historia.

Un saludo

Fernando Cartón Sancho (Varo) dijo...

Yo también sé quién eres tú.
Y no hace tantos años, hombre.
De todas formas, me alegro mucho que te hayas asomado a este blog. Espero lo encuentres interesante, además de mi pseudónimo. Te animo a que me mandes alguna colaboración: daría nivel a esta página.
Un saludo.
P.Q. Varo

Anónimo dijo...

Nuestra plaza permanece quieta,aúsente al paso del tiempo;asi te ocurre ahora a tí Varo,aúsente desde el 3 de Mayo en este blog de foreros que seguimos tus andanzas.
Vuelve pronto, te echamos de menos!