Desconocida para quienes no son de la zona, la Puerta de San Andrés (también llamada Puerta Villa) fue uno de los principales accesos a la ciudad amurallada de Villalpando y aún sigue teniendo ese uso.
En realidad habría que hablar de dos Puestas de San Andrés. Una primera que data de principios del siglo XIV, fecha en la que se construyó el segundo recinto amurallado, de estilo gótico (como la otra que aún permanece en pie, la de Santiago), dotada de paso de ronda y de construcción muy sobria a base de canto rodado y sillarejo. Y una segunda Puerta de San Andrés, adosada a la anterior, construída en 1510 (s. XVI), dotada de los dos impresionantes cubos que la flanquean y defendida con merlones o almenas (que son símbolo de Jurisdicción); en esta segunda puerta sólo se empleó piedra sillar para su construcción traida de las canteras de Urueña y del Teso San Marcos. Ambas puertas se unen en perfecta simbiosis y no cabe hacer distinción alguna más que para su estudio.
En realidad habría que hablar de dos Puestas de San Andrés. Una primera que data de principios del siglo XIV, fecha en la que se construyó el segundo recinto amurallado, de estilo gótico (como la otra que aún permanece en pie, la de Santiago), dotada de paso de ronda y de construcción muy sobria a base de canto rodado y sillarejo. Y una segunda Puerta de San Andrés, adosada a la anterior, construída en 1510 (s. XVI), dotada de los dos impresionantes cubos que la flanquean y defendida con merlones o almenas (que son símbolo de Jurisdicción); en esta segunda puerta sólo se empleó piedra sillar para su construcción traida de las canteras de Urueña y del Teso San Marcos. Ambas puertas se unen en perfecta simbiosis y no cabe hacer distinción alguna más que para su estudio.
Parece ser que fue el propio Ayuntamiento de la Villa quien encargó su construcción, tal como revelan las cuentas del cabildo de aquel año. Fue precisamente 1510 un año de profundas tranformaciones urbanísticas en Villalpando pues además de la Puerta de San Andrés se reconstruyeron con el nuevo estilo (el gótico) la de Santa María y la de Santiago, reparándose también el postigo de San Salvador.
En la parte superior del paño central cuenta con dos escudos nobiliarios: uno perteneciente a la familia Fernández de Velasco, condestables de Castilla y el otro irreconocible (don Luis Calvo dice que pertenecen a los Caballeros del Santo Sepulcro).
En la parte media, dos blasones fajados, que son emblema de Villalpando y en la parte inferior el aspa o cruz de San Andres, cuya imagen ocupó la hornacina central ahora vacía. Rodea todo el conjunto el cordón de San Francisco.
Por la disposición de los merlones, el carácter cilíndrico de los cubos y la época en que fue construida todo hace indicar que la Puerta de San Andrés estuvo artillada, lo cual no impide que se abrieran saeteras en los cubos o en el paño central guardando siempre una perfecta simetría.
En su interior se aprecian cenefas labradas en la piedra, a la manera del gusto italiano de la época y aún son visibles los vestigios de la bisagra de piedra que sujetaba el portón de madera.
La Puerta de San Andrés estaba defendida al frente por una laguna hoy desecada pero que nuestros abuelos conocieron.
Ya he lanzado aquí en otras ocasiones mi voz en pro de la rehabilitación de nuestro patrimonio. Si esa voz de alarma general no resulta descabellada tal como están las cosas, más cabal resulta reivindicar la actuación urgente de las administraciones en aras a la conservación y consolidación de este monumento que nos da las señas de nuestra identidad como villalpandinos. En los últimos años se han sucedido en la prensa continuas noticias que aluden a nuevas grietas y desprendimientos que hacen presagiar lo peor. Parece que ahora sí hay un proyecto de rehabilitación pero lo que ya no sé es si hay o no dinero para llevarlo a cabo.
¿Se nos acabará cayendo? No quiero ni pensarlo. Por cierto, se me olvidaba: ¡feliz quinto centenario!
Varo.