Cuando veo fotos como la de arriba me resulta inevitable pensar en el tiempo. Mejor dicho, en el paso del tiempo. Y me pregunto si dentro de treinta... cuarenta años habrá alguien que vea mis fotos así, de la misma forma que yo ahora contemplo ésta.
No es melancolía, ni tristeza...
Es la certeza de saberse efímero.
Varo.
(Dedicado a mi tío Genadio: el que está de pie, a la izquierda, tocando la mandolina)