viernes, 10 de julio de 2009

CELTAS Y VACCEOS

Como todo el mundo trata de buscar unos orígenes en su pueblo o región que lo diferencien del resto, hoy voy hablar yo aquí de los orígenes celtas de mi tierra, y no para poner el énfasis en el hecho diferencial sino en la relatividad de muchos de estos distingos.
Los celtas son originarios de la Europa Central y su aparición en la historia es, como casi siempre, difusa. Los historiadores griegos Herodoto y Hecateo de Mileto hablan de ellos en torno al siglo V a.C , pero se sabe que ya un siglo antes las talasocracias griegas y fenicias comerciaban con los celtas asentados en las costas atlánticas. De ellos, de los marinos griegos, parece ser que llegaron las primeras noticias de su existencia. En este sentido, Avieno -poeta latino del siglo IV d.C) utilizando textos griegos del siglo VI a.C los ubica en las costas atlánticas y en la Europa transalpina. También Éforo de Cime, historiador griego, situaba al Noroeste del "Mundo" una gran Céltica. Estamos todavía en la primera Edad de Hierro (cultura de Hallstat, alrededor del año 650 a. C).

Lo que sí está claro es que las diversas etnias célticas comienzan una serie de movimientos migratorios por todo el continente europeo, movimientos en diversas direcciones que les llevarán hasta las islas británicas, España, los Balcanes e incluso Turquía.
Respecto de su llegada a Hispania, hay dos corrientes contrapuestas que sitúan su llegada -una- en los momentos a que me he referido anteriormente, es decir, en plena Primera Edad del Hierro (Hallstat C y D). La otra corriente dice que no puede hablarse de celtismo en la península Ibérica antes del 500 a.C., es decir, una vez inicidada la Segunda Edad del Hierro (también llamada cultura de La Tène). Es en esta Segunda Edad del Hierro cuando los autores situan la llegada de los celtas al norte de Italia culminando su ocupación del norte y centro de Francia e Islas Británicas. Sea como fuere, lo cierto es que la evidencia arqueológica demuestra que los celtas hispanos son de cultura propiamente "Lateniana", es decir, de la Segunda Edad del Hierro, lo cual no impide que nuevos descubrimientos arqueológicos demuestren que también hubo grupos célticos "hallstáticos" es decir, de la Primera Edad del Hierro.
Según el historiador Adolf Shulten, las tres grandes tribus célticas de la Celtia hispánica son tres: Cempsos, Saefes y Beribraces. Por las descripciones que hace Avieno en su Ora Marítima, los Saefes debieron de ser los ocupantes de la región media del Duero y parte de ellos se establecen también en la región gallega. Tienen como vecinos, por el norte, a los "Ligures".Los beribraces son otra tribu céltica que ocuparía el territorio correspondiente después a los celtíberos, es decir, la meseta oriental hasta las proximidades de la región valenciana. Tienen como vecinos, por el sur, también a los Ligures. Para Shulten, los Cempsos serían idénticos a los "campsianos" que Estrabón cita como tribu germánica del mar del Norte. Eran del grupo étnico de los Belgas y parece ser que se ubicaron en la zona de Extremadura y bajo Tajo portugués. También son vecinos de los pueblos Ligures. Menciono a los Ligures porque según Shulten este pueblo, originario de Africa, ya estaba aquí cuando llegaron los Celtas y formará un sustrato poblacional indígena que entrará a formar parte de la cultura y civilización célticas dando un "toque" característico a los celtas hispanos..
Para la mayoría de los autores, la llegada de estas tres tribus a la Península Ibérica fue escalonada, en oleadas sucesivas, y no de forma conjunta. Así lo creo yo también. Pero en lo que no se ponen de acuerdo estos autores es en el momento concreto que esta llegada se produce.
Tras su asenntamiento en las zonas anteriormente citadas y a la llegada de los romanos, la "Celtia" hispana se compone de un mosaico de tribus que carecen del sentimiento de nación, entre las que podemos citar a galaicos, astures, cántabros, lusitanos y vacceos; pueblos asentados, todos ellos, en el noroeste hispano.
La región vaccea aparece como una cristalización de relaciones en las que las tradiciones culturales celtas se estrechan con las condiciones del medio. Las primeras noticias que tenemos de los vacceos datan del siglo II a.C. Se deben a Polibio que describe la campaña de Aníbal hasta la meseta con la toma de Helmántica (Salamanca) y Arbucala (Toro). También Apiano habla de los vacceos al narrar la campaña de Lúculo (año 151 a.C). Diodoro habla del colectivismo agrario de los vacceos diciendo de ellos que es el pueblo más culto de los que están vecinos a la Celtiberia.
El nombre de los vacceos procede de la raíz Vac- y del sufijo -ca. La raiz Vac- es de origen celta y tiene afinidad con el nombre de los vecinos orientales, los Arevacos (que vivían en Arava -Álava-), o con el de los Bellovacos (situados en la Galia). Los Vacceos recibieron su nombre de un jefe de clan llamado Vaccius.
De su contacto con Roma ya he hablado ampliamente en otros artículos de este blog al tratar el tema de "Intercatia-Villalpando"-, por lo que me remito a ellos. Sólo diré que tras las campañas de Lúculo y Escipión que doblegan la independencia de las ciudades vacceas, éstas se integran de forma total en la constelación de ciudades que componen el imperio romano, romanizándose y contribuyendo como nadie a la gloria del Imperio.
Los cántabros y astures fueron los últimos celtas hispanos en caer, en los albores de la era cristiana. En las guerras cántabras y contra los astures, nuestra zona tuvo gran importancia y conservamos vestigios como Petavónium (Rosinos de Vidriales) donde se encuentra parcialmente recreado el campamento romano que albergó a la Legión X Gémina y Ala II Flavia. O las mismas bodegas de Villamayor: El "castro" ya estaba habitado en la época vaccea.
Con la romanización se construyen calzadas y el intercambio cultural entre los pueblos celtas y romanos es grande. Los romanos, por ejemplo, adoptan la espada corta utilizada por aquellos: es el "gladio". Pero diferentes razones como una supuesta superioridad cultural y, cómo no, la razón de la fuerza (que siempre es muy poderosa) hacen que el mundo celta se vaya diluyendo en las formas romanas, desapareciendo, por ejemplo los idiomas célticos en favor del latín, como lengua vehicular al menos entre la gente de mayor nivel cultural y, sobre todo, a nivel oficial.
Los griegos llamaron Keltoi a los celtas. Sin embargo, los romanos les llamaron "Galos". De ahí el nombre de Galia, Galicia, Gales o Galacia (ésta última ubicada en el interior de Turquía y fundada por los celtas -o galos- que fueron rechazados cuando intentaron tomar Delfos, en Grecia. San Pablo la visitó en el siglo I d.C y ahí su "Carta de San Pablo a los Gálatas".
En los años finales del imperio romano, una última oleada céltica se produjo en la península Ibérica cuando anglos, jutos y sajones asedian las islas británicas haciendo que su población celta huya al continente buscando refugio. De hecho, las mayores evidencias del celtismo asturiano y gallego hay que buscarlo en este momento y no antes.

Tenemo múltiples topónimos que recuerdan la época celto-vaccea: Castrum Viride (Castroverde), Castrum Gundisalvo (Catrogonzalo)... Así llamaron los romanos (castrum) a los nucleos poblacionales celtas ubicados en la cima de un teso, rodeados de un muro circular ("Cultura Castreña"). La palabra pasó al latín para significar "campamento" siempre de forma rectangular -como el de Petavonium- y perfectamente diseñado alrededor de sus calles principales: cardo y decumana.
En fin, el tema daría para mucho más, pero a estas horas de la noche tal vez lo mejor sea dejar para un segundo artículo otros aspectos de quienes fueron nuestros antepasados: los celtas vacceos.
Varo.